Ismael Rivera murió en 1987, pero para sus devotos, Maelo no ha muerto. Maeleros, maelistas y maelómanos lo veneran como un ícono de orgullo negro. Ismael Rivera y sus devotos explora los vínculos afectivos, espirituales y políticos que enraízan el fervor maelero, y muestra cómo la mutualidad espiritual entre Rivera y el Cristo Negro de Portobelo es clave para entender la simbiosis que sus devotos viven con el Sonero Mayor.