Bernardita es una madre de 48 años que es cabeza de una familia muy pobre, como lo son casi todas las que habitan la Comuna Nororiental de Medellín, sólo que ella debe combatir, no únicamente contra el hambre, sino contra ella misma, temerosa de caer de nuevo en una crisis de locura que la llevará al hospital mental. Esta amenaza sicológica se manifiesta todos los días a través de su difícil carácter anómalo: es una mujer que se queja sin parar de sus problemas, que critica todo a su alrededor, creyendo que todos en el barrio la detestan y hablan mal de ella, haciéndole brujería para que fracase en todos sus proyectos.