Tefa y Nía, vecinas de un pueblo ribereño, disfrutan pasar las horas de la tarde junto al río Magdalena. Nía le insinúa a Tefa un negocio camuflado en un pacto de amistad: ganar algo de dinero haciendo una visita conyugal en la cárcel donde está su enamorado y, después, visitar el parque temático Hacienda Nápoles. Pero las requisas de la cárcel frustran el plan.
Tefa sueña con ese viaje, pero el pasado del parque empieza a devorarla. Imagina una excavación de una criatura prehistórica y allí empieza a comprender el duelo por la muerte de su mejor amiga.