GENARO trabaja para un grupo paramilitar entregando los cuerpos de los muertos en combate a sus familias, en unas rústicas cajas de madera y un sobre con dinero. Es el año 2001, y el momento más álgido del conflicto armado en esa región de Colombia. Su jefe le ha dado un teléfono celular para tener más control sobre las entregas y sobre él. Ese teléfono se convierte en su yugo. Su esposa CONSUELO y su hijo ALEX no están en casa. El hijo se ha ido a trabajar a una platanera en la costa de la región, la madre ha ido a visitarlo. Al llegar se da cuenta de que ALEX les mintió, él no está ahí. Al parecer se ha ido a la guerra.